Bus Ateo
El Bus Ateo por Barcelona
Ante la constatación de lo efímero de la vida y la incertidumbre que despierta la muerte, los seres humanos nos interrogamos, de forma recurrente, sobre las grandes cuestiones que afectan a nuestra existencia. Solemos dar a estas preguntas respuestas muy diversas, respuestas que a menudo se forjan en nuestro cerebro de forma emotiva, sin ningún tipo de fundamento racional. Son respuestas basadas en la tradición, en el aprendizaje, en la aceptación acrítica de la autoridad, en la adhesión intuitiva.
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Los supuestos dioses y seres intangibles, sus intermediarios y los paraísos que nos prometen no conseguirán la mejora de este mundo, porque basan todo su discurso sobre una enorme ficción y sus promesas van dirigidas mayormente a conseguir la adhesión acrítica de sus adeptos, no a descubrir la realidad. Los dioses, como todos los demás seres fantásticos, son sólo una creación humana. Nada nos espera después de la muerte, porque con el fin de la vida dejamos sencillamente de existir como seres humanos y pasamos a ser materia desorganizada, sin aliento, sin vida. Solamente nuestras obras y nuestras eventuales contribuciones al conocimiento, en definitiva nuestro legado, permanecen
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Aunque el conocimiento por sí solo no mejorará nuestras condiciones de vida sí debemos reconocer que el progreso es heredero del conocimiento. Es cierto que los seres humanos mostramos en demasiadas ocasiones un comportamiento poco coherente en el respeto hacia nuestros semejantes y el equilibrio del medio que nos sustenta, incluso hasta llegar a poner en peligro nuestra propia supervivencia. A lo largo de la historia los seres humanos hemos progresado tecnológicamente de forma notable, mientras que en el ámbito social nuestro avance ha sido menos evidente. Con excesiva frecuencia los intereses particulares se han impuesto sobre las necesidades colectivas y el egoísmo ha inducido a buscar el propio e inmediato beneficio en detrimento de las condiciones de vida de nuestros semejantes.
2 comentarios
Marah -
Soy ateo convicto, y una de las razones por la que creo que lo soy es por que creo en la libertad de pensamiento, libertad total no solo religiosa. Por eso me parece patética la campaña de los autobuses, es ofensivo para la gente con creencias religiosas. El que se cree libre y ateo no se alegra de ninguna campañita. Ser ateo es ser libre y tolerante, no necesitamos hacer campaña.
Y menos cuando seguro que es un buen negociete para algunos, probablemente algún publicista.
Qué ridículo. Es que nadie se da cuenta??? Ultima moda? En qué pensamos cuando leemos a Nietzsche?
Dejemos a la vida seguir y no intentemos controlar el pensamiento de la gente,
y atención.... Que no manipulen el nuestro.
Es solo una opinión mas, graciasss
pau -
Lástima que sea ateo sino me convertirías. Y mira que por un momento he intentado llevarte la contraria, para darte la ocasión de convencerme; pero mira... ni así, que no hay manera.
Lo de los autobuses es la leche
Un abrazo y buen año.