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Elogiando al elogio de la pereza

Elogiando al elogio de la pereza

Preciosas Palabras:


Trabajar es un castigo divino, una maldición que empobrece la mayoría de las vidas. La única respuesta sensata a este panorama desolador es la pereza. El enaltecimiento social de la ociosidad y la holgazanería. Es posible que para competir hoy con China o con India tengamos que trabajar más, pero si es así es porque antes se hicieron las cosas mal, porque se abrieron las compuertas de la globalización torcidamente, no porque haya sido inexorable. Vivimos en sociedades ya lo suficientemente ricas y tecnificadas como para que pueda considerarse con seriedad el establecimiento de una renta básica universal, un salario que se cobre simplemente por ser ciudadano del país. Los suizos —que no son extraterrestres ni leninistas— acaban de tomarlo en consideración. Nos convertiríamos así en rentistas de la herencia de nuestros antepasados, y nos podríamos dedicar, como los aristócratas de antes, al diletantismo. Por supuesto, quien quisiera trabajar ganaría más dinero, podría comprarse coches de lujo y tener casas más grandes. Pero lo haría por propia elección, no por fatalidad.

Ya no se habla de la civilización del ocio, sino de la cultura del esfuerzo

Es falso que el trabajo dignifique. Trabajar —es la parte que más me gusta de la Biblia— es un castigo divino, una maldición que empobrece la mayoría de las vidas. Incluso las tareas más nobles, como la creación artística, se convierten en algo desagradable cuando se hacen a cambio de un salario. La verdadera humanización de nuestras sociedades está en el ocio, en la vacación, en la disposición libre de nuestro tiempo para ocuparlo en lo que deseemos, sea hacer transacciones financieras delante de un ordenador o leer un libro debajo de un árbol.

Ése debería ser a mi juicio el derrotero ideológico de la izquierda europea, como quería Paul Lafargue: el elogio de la pereza. Impedir la competencia con países donde rige el esclavismo laboral, atajar la economía especulativa y propiciar la distribución racional del trabajo. Pero para ello, antes que nada, hay que reconquistar la senda de la cohesión social, porque no es que no haya dinero para pagar el bienestar, como se nos dice cada día, sino que ese dinero está mal repartido. Tony Judt recordaba que en 1968 el director ejecutivo de una compañía como General Motors ganaba sesenta y seis veces más que un trabajador medio de esa empresa, mientras que en nuestros días el director ejecutivo de una firma semejante gana novecientas veces más. Con estas cifras, las crisis serán perpetuas.

La verdadera humanización de nuestras sociedades está en el ocio, en la vacación, en la disposición libre de nuestro tiempo para ocuparlo en lo que deseemos. (...)


Luisgé Martín es escritor, su último libro publicado es La mujer de sombra.

Artículo completo "Elogio de la Pereza" en El Pais

HAY QUE EDUCAR A EMILIO BOTÍN CON ESTAS PALABRAS, ¡el bien común!

Capitalismo depredador feo pero sólo para los pobres, sólo para la gran mayoría.

4 comentarios

zapareto -

Es muy triste ver;o que no hay empleo y a uno le lleva a la quiebra personal,o bien que uno trabaje sabiendo que haga lo que haga las cuentas no saldrán jamás.

ANEXO -

SALVAR EL MOMENTO (By Susana Fortes)

Todo el mundo tiene afición a los grandes momentos históricos. ¿Se imaginan haber presenciado la toma de la Bastilla, el asalto al Palacio de Invierno, o la debacle de Little Big Horn? Sólo eso nos daría para vivir de rentas el resto de nuestra vida contándoles batallitas a los nietos. Lo malo de los momentos históricos es que a nadie le da tiempo a enterarse.

Como recordarán, Fabricio del Dongo, el protagonista de La Cartuja de Parma, está en el mismísimo campo de Waterloo el día de la batalla y se pregunta qué clase de pequeña escaramuza será esa. Waterloo, el fin del imperio napoleónico, ni más ni menos. También hay quien llega a casa cada día sin saber cómo pudieron acabar todos sus ahorros en Bankia, ese modelo de solidez compuesto por Caja Madrid y unas cuantas cajas valencianas agujereadas como unos calcetines viejos. La confianza del prójimo siempre es un misterio.

Fíjense que hubo quien se tragó aquello que dijo Zapatero de que la banca española era la más solvente del mundo. Por haber, hubo incluso quien creyó al propio Rajoy en las últimas elecciones cuando proclamó que no subiría los impuestos y que todo se resolvería devolviendo la seguridad a los mercados. No me extrañaría que hasta él mismo se lo llegara a creer. Los de Pontevedra son muy raros.

Da un poco de pena ver a los miembros de un Gobierno recién estrenado y con mayoría absoluta saltando de un lado para otro como conejos enloquecidos sin dar con la chistera, mientras se cargan todas las prestaciones sociales a cambio de nada. Por el amor de Dios, si el saco roto de los tóxicos de la banca son más de 200.000 millones de euros. Por más que lo intenten, no hay manera de tapar un agujero así sin que quiebre el Estado.

Quien tenga afición por los momentos históricos, esta es la suya. Que abra bien los ojos y se prepare para ser testigo de cargo. Lo que van a ver no es una escaramuza cualquiera. Es Waterloo. Nadie se atreve a decirlo en voz alta porque el que más y el que menos está con el agua al cuello. Y en esa situación lo único de lo que quiere oír hablar la gente es de botes salvavidas. El problema, como siempre, es que no habrá para todos. Pero la orquesta ya ha subido a cubierta.

¿Y qué pasará entonces? Nada. Es posible que en pocos meses tengamos un Gobierno distinto, de concentración, o más probablemente uno de esos Gobiernos llamados técnicos, tutelado directamente desde Berlín. O sea, los hombres de negro. También puede ser que la unión monetaria europea se vaya al carajo.

En fin, que no parece aconsejable encariñarse demasiado con las cosas materiales. Todo es efímero. Imagínense que ni siquiera el amor de Ingrid Bergman por Bogart en Casablanca fue para toda la vida. Pero tranquilos. Somos una generación que ha superado la separación de los Beatles. Sobreviviremos.

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/06/14/valencia/1339690242_411881.html

Scrott McKenzie -

Ah,capitalismo.Yo mismo me planteo vivir menos tiempo,pero vivir algo interesante,si tenemos que cargar con los desfalcos de los que han manejado nuestros ahorros,vamos bien.Todas esas cifras eran MENTIRA¿Ah si?Hacer lo que deseemos es nuestra unica riqueza actualmente.Y una vez más afirmo:los pitufos hacían las cosas por sus azules cojones SIN DINERO.

Justicia -

El conformismo de los mas de 5 millones de parados, que no hacen otra cosa que esperar una solucion que no va a llegar, pues la jerarquia dominante se nutre del temor del trabajador que es amenazado por la reconversion.

Pretender que desde el movimiento libertario, que nos hemos dotado para conseguir transformar la sociedad en beneficio de la clase trabajadora, se debe funcionar a base de procedimientos que contradicen nuestros principios es encerrarse en un circulo vicioso.

En esta crisis, una vez mas se muestra, como los bancos especulan y se benefician de ella, sacan provecho de ella en la medida que los trabajadores van perdiendo su poder adquisitivo, pero eso si son trabajadores europeos (europa rica en fascismo industrial).
Desde ese fascismo industrial, se selecciona a los trabajadores, manteniendo a raya a los mas combativos con la amenaza del paro indefindo. Esto nos lleva ala masa de obreros mas dóciles y otra masa de desempleados mas dispuestos a dejarse explotar al maximo. El trabajo no hay que pedirlo hay que exigirlo.
El movimiento libertario, como instrumento de defensa, como medio de lucha, parte del individuo y no de comisiones o comites, la organizacion es un medio en tanto que el militante es un fin en si, y estos terminos no pueden involucrarse.
Si el movimiento libertario absorve al individuo o lo supedita en sus actividades a las decisiones de cualquier comision o comite no cumple su mision.
Si queremos intentar el camino hacia la sociedad libertaria, ay que anteponer a la practica del gobierno, el principio soberano de la administracion de las cosas, y hemos de empezar a practicarlo ahora mismo, y tenienddo en cuenta que el movimiento libertario, no combate a los individuos, sino a las instituciones.
En consecuencia la organizacion de que nos dotamos, debe fijarse como objetivo el de desarrollar al maximo la conciencia social del individuo, al mismo tiempo que la de ofrecer los medios para prepararse a asumir la gestion y la planificacion de la vida en relacion en la ciudad.
El movimiento libertario sigue un proceso en que la soberania no puede irradiar de ningun organo directivo, ni aun siquiera como algunos quieren imponer de abajo a arriba.
Quizas ante los hechos que estan ocurriendo en estos dias, y las preguntas que nos producen al tratar de analizarlos, las respuestas esten en la tradicion antipolicial de los marginales y esa cultura proletaria, que se entroncan en la barcelona anarkista, y sus tacticas de resistencia ante el ataque terrorista de la ciudad del orden burguesa, y su estrategia polcial autoritaria y represora.
Esa ciudad de orden burgues que se fundamenta en el privilegio para el rico y la represion policial para el pobre, de nuevo decimos quizas, ha llegado la hora en que el movimiento libertario, ha de empezar a destruir esos fundamentos y comenzar a construir otros mas justos, basados en la igualdad, la nivelacion de las fortunas, y el reparto de la riqueza, que son los cimientos de la ciudad proletaria.