Ignatius es un caballo loco
donde hay grandes recompensas hay hombres valientes
Caballo loco si pero maduro, consciente. Nihilista si pero políticamente incorrecto. Moderno por los temas vitales que trata pero cálido. Todo desde una perspectiva anclada a la humanidad (y eso que se nota que no es por gusto) porque al fin y al cabo van a ser los humanos los que absorban su mensaje. Como la realidad auténtica, sorpresiva.
Ignatius sabe que el prójimo lejano no nos importa una mierda, incluso el próximo que está cerca pero que es como un maniquí para ti cuando viajas en el metro no nos importa una mierda; si desaparece me da igual. Por eso el cinismo es lo más cotidiano. Por eso la globalización funciona tan bien con eufemismos perfectos.
El miedo a la muerte es un oxímoron porque mientras tienes miedo no vives y esa muerte se materializa realmente poco a poco cuanto más miedo a la muerte.
Ignatius habla del placer con normalidad... por que es algo normal. Y no es normal que lo normal sea anormal e ilegal. De ahí a tirar por la metáfora absurda, el grito sordo.
Puedes comer animales y nadie te dirá que eres un enfermo mental, un psicópata. Siempre y cuando pagues dinero por esos animales (muertos o no) todo será normal, moralmente correcto menos para cuatro humanos que no comen carne por princios éticos. En cambio si ese animal es un humano mamífero bípedo entonces si que obtendrás el rechazo de la sociedad y el incumplimiento de la legalidad. No solo eso, también serás un enfermo mental peligroso.
Porque la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien, la hipocresía no está bien.
1 comentario
Anónimo -
Taggeate en el culo esto: "TONTO".