Era tan tarde...
Aun así en ningún momento he estado seguro que estuviera totalmente dormida e inconsciente, realmente tenía la paranoia que se hacía la dormida. No me lo podía creer. Cuando me he acercado y he podido al fin tocar su pelo suavemente al instante -mi entregada mente- ha pensado en olerlo (esto no la despertará, si es que realmente está dormida). A muy corta distancia me he encontrado dulcemente el olor de su revuelta cabellera, lo mejor e inesperado es que los suaves componentes que no he sabido analizar ni relacionar con nada son los que más me han gustado y ahora recuerdo.
El silencio y la semi oscuridad seguían reinando tu habitación.
Cómo .Vd ya sabía de antemano para mi era algo vital que quería hacer desde siempre y a Tubosa no le ofrecía ningún esfuerzo el permitirlo. Incluso a veces yo imaginaba lo que podía estar pasando en esos momentos por su cabeza y fantaseé -como si toda la situación no fuese de fantasía- que de algún modo estaba consciente, haciéndose la dormida.
He dudado un buen rato mientras la destapaba lentamente y contemplaba su real estado de muñequita, fantaseando que era la hermanita de la cama de al lado, dormida sobre el lado derecho, con un gesto entre recogido y cómodo.
Con su cuerpo posado sobre esas sábanas de algodón tan blanco, que no merecían en absoluto el contacto frecuente que les regalaba. Sabía que lo próximo que yo quería era poder tocar su piel, su famosa calor corporal que tanto imaginé. Tampoco quería que cogiese frio mientras yo pensaba, así que en un acto de intrusión posé mis dedos sobre su cadera izquierda.
No sé porque el tacto de su piel era justo el que había soñado, hice un ligero y lento movimiento sobre su cadera mientras abría más mis dedos que se adaptaban y abarcaban parte de su muslo -entendido como caricia- mientras pensaba "lo máximo que le podemos pedir a la perfección es un instante" mientras retiraba la mano y la tapaba de nuevo tan lentamente que me sorprendía a mi mismo tanta delicadeza.
Esta madrugada pasaba había cogido todo lo que necesitaba de su inconsciencia y decidí no ir a más, hasta un futuro próximo...
Quedarme con el recuerdo de una encantadora muñeca soñada y soñadora, cumplido un sueño, envidiado ese algodón, olido su pelo, tocado su piel en un acto que no olvidaré.
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