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Mckeyhan Presents

Palahniuk Snuff Xperience

Palahniuk Snuff Xperience

- Mi nudillo derecho -

Nos hemos comprado un saco para pegarle tortones y a parte hacemos ejercicio hasta que nuestros músculos dicen basta, intensivos de ejercicio. Dicen que la frustración crea violencia. Es una auténtica tortura pero al menos mientras lo haces estás concentrado en ti mismo, uno se causa dolor y yo cada vez que golpeo el saco hace que las heridas se me abran... hasta la mona lisa envejece. Parece la antesala de un Club de la lucha, de algo creado por Palahniuk.

- La verdad es que necesito vuestra ayuda al respecto, que entreis en su página donde está mi famosa foto con él... y la voteis! VOTARLA. No gano nada pero parece divertido.

Que por cierto Chuck Palahniuk tiene nueva novela desde el 20 de Mayo en Norte américa, SNUFF:

1 pornostar consagrada
600 tios (en un gang bang)
Un record mundial para los tiempos de los tiempos.

(Cassie Wright es la pornstar consagrada)

(Desde ahí tienes un enlace directo para bajarte el primer capítulo del nuevo libro, por supuesto en un perfecto inglés)

Que por cierto, hablando de pornostars y tal tengo que regalaros algo que me impactó del nuevo Blog de Salma de Nora:

"Realmente sigo en el porno por amor."

Se refiere al amor de verdad, al que da y recibe en sus grabaciones pornográficas.

- Y ahora os dejo con un fragmento de "Superviviente" de Palahniuk en el que relata perfectamente las consecuencias y reacciones de hacer ejercicio extremo y castigar el cuerpo fuertemente (que es como se tiene que hacer)

page 142. Cap 28:

" (...) no retengo el aliento lo suficiente para que me sirva de nada. Mis pies se mueven por detrás de mí. Mi corazón salta contra las costillas. Tengo la lengua y la boca pastosa y repegada con saliva seca. Me encuentro en una de esas máquinas de subir escaleras que mi agente ha mandado instalar. (...) me noto la vejiga incrustada entre las piernas. ¿Sabéis cuando cubrís algo con celofán en el microondas y el vapor os abrasa los dedos en menos de nada? Mi aliento es igual de caliente.

No es como si el gran espíritu del coyote se te apareciese, pero hacia el piso ochenta las ideas inconexas que genera el ozono se te quedan grabadas.

Los brazos se hunden, las piernas se derriten a cada paso. En ese instante, tus reflexiones son muy, muy profundas. Nuevos puntos de vista aparecen de la nada, como las burbujitas que se forman en la olla antes de que el agua hierva.

Hacia el piso noventa, todo pensamiento es una epifanía. Los paradigmas se disuelven a diestro y siniestro. Las cosas más corrientes se convierten en poderosas metáforas. El significado oculto de las cosas se hace evidente delante de tus narices.

Y es todo tan significativo...

Es todo tan profundo...

Tan real...

Hacia el piso cien, todo se aclara. Todo el universo, y no lo digo sólo porque esté hasta arriba de endorfinas. Pasado el piso cien, se entra en un estado místico, el sudor te separa el pelo. La aburrida mecánica del funcionamiento de tu cuerpo se hace evidente: los pulmones absorben aire para meterlo en la sangre, el corazón bombea la sangre a los músculos, los tendones se acortan, se encogen para que se levanten las piernas, los cuátriceps se contraen para adelantar las rodillas. La sangre transporta aire y alimento que serán consumidos en el mitonosecuántos que hay dentro de cada célula. El esqueleto está para que los tejidos no se arrastren por el suelo. El sudor está para mantenernos frescos

Las revelaciones me llegan de todas partes.

(...)no puedes creer que seas esclavo de tu cuerpo, de ese bebé grandón. Tienes que alimentarlo y acostarlo y llevarlo al baño. Te resulta increible que no se haya inventado algo mejor. Algo que no sea tan precario. Algo que no absorba tanto tiempo.

Te das cuenta que la gente toma drogas porque es la única aventura personal que les queda en este mundo suyo de propiedad inmobiliaria, prisas, ley y orden.

Solo con las drogas o con la muerte veremos algo nuevo, y la muerte es demasiado dominante.

Éste es el equivalente sudoroso y bajo techado en nuestros tiempos de las experiencias místicas de los indios, la única misión visionaria que somos capaces de incluir en nuestra agenda diaria. Es nuestro Stairmaster to Heaven.

El sudor se extiende por mi camiseta y llega hasta las rodillas. Me noto el forro de los pulmones igual que si hubiese puesto medias de nailon a una escalera de mano: tirantes, dados de sí, rasgados. Un punzamiento. En los pulmones. Me noto los pulmones como una rueda antes de explotar. Las orejas las tengo como cuando con el secador de pelo o el radiador quemas una capa de polvo. "

1 comentario

pau -

Joder tío...
Que para arrear a un saco se necesitan guantes. Y para arrear a un tipo nunca se hace con el puño... eso solo es para las pelis americanas.
600 X 1???
Pues sí que van desganados...