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Mckeyhan Presents

Economicamente inviables

Horny Blood

«Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas. Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados». (Tyler Durden)

La generación de los mil euros

Pertenecen a la generación más preparada de la historia de España. Rondan la treintena, son universitarios y saben idiomas. Pero los bajos sueldos, la sobreabundancia de titulados y los cambios sociales les han impedido llegar a donde pensaban llegar. Comparten piso; no tienen coche, ni casa, ni hijos y ya se han dado cuenta de que el futuro no estaba donde creían

Belén Bañeres tiene 37 años y la sensación "de haber ido llegando tarde a todo". Estudió Psicología y lleva saltando de trabajo en trabajo 14 años
"Han tenido tiempo de saber que el porvenir ya no se escribe como en las viejas novelas, que empezaban mal y terminaban bien", dice un sociólogo.

 

A pesar de esto, y de lo que piensa Carolina, no es un fenómeno exclusivo de España. El sociólogo francés y profesor de ciencias políticas Louis Chauvel aseguraba en el Nouvel Observateur que los pobres del siglo XIX y principios del XX (los obreros sin cualificación, los agricultores o los ancianos) pertenecen a una sociedad que desaparece. "Y los nuevos pobres de hoy en día son los jóvenes", añadía.

Y sobre todo, con sus 1.000 euros al mes, se han quedado colgadas, a medio camino de la emancipación (independientes de sus padres, dependientes de sus compañeros de piso), asistiendo estupefactas, junto con millones de jóvenes, al meteórico aumento del precio de la vivienda: en 1993, un piso de 100 metros en una capital de provincia costaba en España, de media, 91.000 euros. Hoy, ese mismo piso vale 228.000. Los que compraron hace 10 años habrán hecho la inversión de su vida. Los que no pudieron, vivirán condenados a compartir piso toda su existencia o, en el mejor de los casos, a "entrar en el baremo" y firmar una hipoteca a 30, 35 o 40 años que liquidarán a las puertas de la jubilación.

Sus padres crecieron deprisa y se cargaron de responsabilidades pronto. A la edad de Carolina, o Laura, sus padres ya habían comprado (o casi) una casa. Carolina sólo cuenta con la cama de su habitación, una mesa de estudio que duerme plegada en un rincón y un aparador rojo de diseño donde coloca sus libros.

Artículo completo (interesante)

3 comentarios

chico viejo -

son o están... es que últimamente "hablo" mucho en inglés y ya me confundo

chico viejo -

Me encanta cuando la foto (BESTIAL) y el artículo escrito son totalmente relacionados entre sí. No cabe duda de que la sangre pertenece a una apertura de venas con destornillador, al contemplar el estado de la cuenta bancaria a principio de mes. Y sin un "doctorado útil". Comprensible.

pau -

Está jodida la cosa, muy jodida. En los EEUU, una casa se paga a los cien años. Sí! De verdad! A los cien años.
Pero aun recuerdo los años ochenta, con multitud de gente de treinta años que aún no habían encontrado su primer trabajo. Terrible, muy malo, gente que ya ni podía pensar en un hábito de trabajo, que no tenía esperanza.